martes, 23 de septiembre de 2014

LA VIDA DE LOS DELFINES

  En la naturaleza, los delfines pasan su vida en compañía de ejemplares del mismo tipo, formando grandes grupos altamente organizados llamados, manadas. Algunas manadas consisten de hembras con sus crías, otras de juveniles, los cuales, suelen abandonar las manadas de sus madres al alcanzar la madurez y forman las propias. Los delfines son criaturas muy inteligentes y especialmente sociables.
Pertenecer a una manada es muy importante para ellos, ya que, es donde encuentran seguridad, amor y compañerismo. Las manadas se mantienen unidas durante largos años. Los delfines cautivos son separados de su manada para siempre. A partir de su captura, los lazos sociales que durante tanto tiempo fueron muy estrechos, se rompen abruptamente. La mayoría de los delfines son capturados utilizando una red. Este procedimiento es extremadamente violento, no sólo para el animal atrapado, sino también para el resto de la manada que experimenta la repentina y permanente pérdida de un miembro del grupo. 
La relación más íntima que tiene los delfines libres se da entre una madre y su cría. Estos nadan muy próximos el uno del otro, en una relación caracterizada por un profundo afecto. Algunos delfines se mantienen junto a su madre durante 5 años. En los acuarios, usted se encontrará con delfines que fueron arrancados de su madre y manada a edades muy tempranas. Estos animales jamás volverán a encontrarse con ellos.

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Agua

En la naturaleza, los delfines viven en agua salada.
En cautiverio, los delfines son confinados en estanques que contienen agua artificialmente salada mediante el uso de químicos.

Sistema de ecolocalización

En estado salvaje, los delfines utilizan su sonar (ecolocalización) para identificar e investigar corales, peces, predadores y otros delfines. Este sentido tiene la misma importancia para los delfines como lo tiene la vista para los humanos, ya que les sirve para orientarse. En cautiverio, los delfines deben restringir el uso del sonar. No pueden utilizarlo para capturar peces vivos, ya que son alimentados con peces muertos en forma de recompensas.
Tampoco puede utilizarlo para explorar las profundidades del mundo submarino ya que no existe tal cosa en los estanques de hormigón donde se los mantiene cautivos. Por otro lado, el eco que producen las ecolocalizaciones al chocar contra las paredes del estanque, aturde a los propios delfines que las producen, atormentándolos. Privar a estos animales de utilizar este complejo sentido es uno de los aspectos más dañinos del cautiverio. Es similar a obligar a una persona a que use una banda sobre sus ojos por el resto de su vida.

Alimentación

Los delfines libres pasan muchas horas buscando y cazando pescado en forma cooperativa. Cuando pescan, los delfines sueltan sus instintos naturales, pueden utilizar su velocidad, su inteligencia, su sistema de sonar y la habilidad para comunicarse y cooperar con sus compañeros. Los delfines cautivos, comen peces muertos y son alimentados de la mano. No sólo no desarrollan la capacidad de capturar presas vivas, sino que, los que ya la tienen, la terminan perdiendo.

Aprendizaje

En la naturaleza, la madre le enseña a su cría todo lo que debe saber: cómo utilizar el sonar, cómo evitar los predadores, dónde buscar comida, y cómo capturar peces. Otros comportamientos que aprenden los delfines mediante la imitación de sus congéneres son el buceo, saltar, remontar las olas, y comunicarse.
En cautiverio, los delfines son entrenados para realizar actos de circo con el objetivo de llevar a cabo espectáculos con estos animales. Los delfines dependen completamente de sus entrenadores para poder alimentarse. Esto otorga al entrenador un poder absoluto sobre los delfines.
Los entrenadores enseñan a los delfines que cada vez que realizan un truco correctamente, recibirán alimento. Mediante este sistema de recompensas, los delfines son entrenados para que naden sobre sus colas, mojen a la audiencia y ensayen grandes saltos. El entrenamiento tiene un efecto muy nocivo para los delfines. Mientras aprenden a realizar actividades antinaturales (esto es, que en estado salvaje no ejecutarían) como saltar a través de aros y jugar con pelotas, van olvidando sus comportamientos naturales.

Entorno

En libertad, los delfines viven en un ambiente muy rico. Pueden disfrutar de las mareas, y las corrientes. A lo largo del día, escuchan diferentes sonidos, como las olas que rompen contra la costa, y los silbidos y clicks de sus compañeros. Estos sonidos y comportamientos del océano, son un aspecto esencial de la vida de los delfines. En cautiverio, los delfines son mantenidos en acuarios, centros de entretenimiento, hoteles, shoppings, y espectáculos ambulantes.
En Suiza, existen delfines cautivos en una discotheque. Estos animales cautivos jamás volverán a disfrutar de los elementos básicos de la naturaleza como la lluvia, el agua de mar y capturar presas vivos. Los únicos sonidos que escucharán serán los ruidos extraños producidos por los generadores, las bombas de agua, la música, los entrenadores y el público. Estos delfines deben realizar varios shows por día, lejos de sus familias y manada, sin motivaciones y privados de la libertad.